lunes, 24 de diciembre de 2012

una curacion adecuada


Una curación adecuada

  La movilización precoz no sólo minimiza los efectos indeseables de una inmovilización prolongada, sino que actualmente se sabe que promueve la curación estimulando el crecimiento y la cicatrización de los desgarros titulares. El ejercicio activo también aumenta el flujo de sangre hacia el área lesionada y el estiramiento mecánico ablanda la cicatriz fibrosa de los tejidos, favoreciendo la recuperación de la amplitud de movimiento, la fuerza y la resistencia. Además, el aumento de la actividad cardiovascular eleva la temperatura corporal y el flujo sanguíneo, lo cual facilita la eliminación de las células dañadas y la reparación de los tejidos.

  El fisioterapeuta puede emplear una serie de técnicas para favorecer la curación, entre ellas está el frío, el calor y la electricidad.

  El tratamiento con frío podría aplicarse conjuntamente con ejercicios de elasticidad muscular después de esguinces y contusiones.

  No utilizar nunca calor sobre una lesión, sea en forma de masaje, duchas calientes, baños o chorros, hasta 72 horas después de haber ocurrido. En los primeros momentos, el calor produce mayor almacenamiento de sangre en el área afectada, lo que determina una mayor inflamación, y cuanto mayor y más precoz sea ésta, más tiempo tardará en curarse la lesión. Una vez que la hemorragia inicial ha cesado, el aumento del flujo sanguíneo es beneficioso porque conlleva un aumento del aporte de nutrientes y oxigeno a las células, lo que ayuda a la curación. El calor hace volver más elásticos a los tejidos blandos, disminuye la contractura muscular y reduce la rigidez articular ayudando a la rehabilitación temprana. Es también especialmente útil en el tratamiento de los desgarros musculares y tendinosos, una vez que ha pasado el dolor inmediato, la tumefacción y la inflamación.
                                                                                                      
  La estimulación nerviosa eléctrica transcutánea es una técnica que se aplica sobre la piel para reducir el dolor y facilitar la realización de los ejercicios. Consiste en enviar impulsos eléctricos de bajo voltaje a las terminaciones nerviosas del área lesionada, las cuales, a su vez, los transmiten al cerebro bloqueando la sensación dolorosa. También induce la producción de endorfinas, que son analgésicos naturales del organismo. El ultrasonido se considera el modo más efectivo para conseguir calor profundo en los tejidos, lo que ayuda a eliminar el dolor y la inflamación, estimulando la curación, reduciendo la contractura muscular e incrementando la amplitud de movimiento. El ultrasonido se utiliza frecuentemente para tratar tendinitis, esguinces, distensiones y roturas musculares.

  La tracción espinal es un método para separar las vértebras del cuello y la espalda, además de aumentar la elasticidad de los pequeños músculos, ligamentos y cápsulas articulares del cuello. Se utiliza en patologías vertebrales, como esguinces, artritis y problemas cervicales del disco intervertebral como pinzamientos nerviosos. A menudo se practica junto con ejercicios de movilidad. Los efectos de la tracción cervical son sólo temporales, las causas del problema han de resolverse con otros métodos a largo plazo, incluida la terapia física, modificación postural y aprendizaje de la mecánica corporal adecuada.

  Aun cuando se realizan estos examenes en estas modalidades terapéuticas son muy útiles, el ejercicio es imprescindible. El frío, el calor y la electroterapia estimulan la curación y ayudan al paciente a ejercitarse sin sentir dolor, pero por si solos no conseguirán el regreso del deportista a su deporte rápidamente, con su fuerza, flexibilidad y resistencia restauradas. Solamente el ejercicio puede lograrlo.

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